El coche de carrera de futuro, por Dunlop y Sergio Rinland

Durante el 2014, Dunlop lanzó un reto a los amantes de la competición, estudiantes e ingenieros para pensar sobre cómo podría evolucionar el deporte del motor en los próximos 125 años. Captando opiniones e ideas de los fans de las 24 Horas de Le Mans y aportando debates online en redes sociales, la compañía de neumáticos ha recogido un abanico de opiniones sobre cómo podría evolucionar la tecnología del motorsport en el próximo siglo.




La compañía ha escogido a Sergio Rinland para diseñar “El prototipo de coche de carreras del futuro de Dunlop” inspirado en algunas de las ideas sacadas de esos foros.

El vehículo llevaría un sistema de propulsión eléctrico, cámara con navegación, unas líneas amorfas que no precisan alas, neumáticos inteligentes, un sistema ERS que reemplaza los frenos de disco,. Ha sido diseñado con cuatro motores eléctricos que inicialmente se ubican en el interior del vehículo, para en las siguientes generaciones , cuando serán más ligeros y potentes, encontrar su ubicación dentro d elas ruedas, lo que proporcionaría una mayor flexibilidad en la pista.

Con un motor individual en cada rueda, el coche tiene la capacidad de vectorización del par entre cada neumático. Administrar el par motor a cada rueda va a mejorar la eficiencia aerodinámica y el uso de los neumáticos, ya que ya no será necesario que las ruedas giren al acercarse a las curvas.

Inicialmente, este diseño tiene un generador de electricidad de pila de combustible alimentado por hidrógeno a bordo, con una pequeña batería de litio-ion como un amortiguador de la fluidez de la energía. A medida que la tecnología se desarrolla, este diseño tiene la posibilidad de incorporar los paneles para la carga por inducción a bordo. Circuitos cerrados podrán tener una infraestructura de carga por inducción, lo que permitería que los coches de carrera podrán correr sin tener que llevar la energía a bordo, lo que hará que estos vehículos sean aún más eficientes y más ligeros.

El coche ha sido diseñado con materiales piezoeléctricos en su compuestos laminados. La carrocería adaptiva permitirá al coche cambiar su forma para reducir la resistencia en las rectas, aumentar la fuerza hacia abajo en las curvas y controlar todas las necesidades de refrigeración de los elementos. Además, mediante la incorporación de nanopartículas en estos materiales compuestos, la estructura del coche tendrá más mejoras en resistencia, ligereza y seguridad.

Las cámaras y pantallas pequeñas, dentro de la cabina, darán al conductor una visión panorámica de 360°.

Utilizando tecnología que Dunlop está desarrollando actualmente, los neumáticos tendrán sensores internos para enviar información a los sistemas de control; éstos serán capaces de adaptar los sistemas de suspensión, el suministro de energía y el frenado para utilizar los neumáticos con la máxima ventaja.

Al incorporar materiales inteligentes, tales como los utilizados en la carrocería, los neumáticos seran capaces de controlar su temperatura y presión, así como pueden cambiar de forma. Esto permitirá una menor resistencia a la rodadura y la resistencia inducida en las rectas (por ejemplo, tomar la forma de un neumático de moto), y una mayor área de superficie de contacto durante el frenado y en las curvas.

Además, al tener los neumáticos que se adaptan a las circunstancias y el medio ambiente, no será necesario cambiarlas por las condiciones climáticas ni de desgaste - van a durar para toda la carrera.

No se utilizarán los frenos derrochadoras de energía; toda la energía de frenado se recupera y se almacena en volantes de inercia y/o super-condensadores que se utilizarán para los picos de potencia durante las carreras.

Sistemas electrónicos y de control avanzarán hasta tal punto que el conductor evolucionará a ser más un "operador del vehículo '.