Suiza es un país donde siempre han existido y funcionado los vehículos eléctricos; la gama de furgonetas que se producen para ciudades como Zermatt y Bettmeralp, donde solo se permite la circulación de vehículos eléctricos, tiene su antecedente de la empresa Tribelhorn fundada en 1902.
La localidad de Zermatt, al pie del mítico Monte Cervino, fue la pionera en introducir los vehículos eléctricos como únicos permitidos en todo su casco y alrededores, a lo que a lo largo de los años se apuntaron otros pueblos helvéticos. Hoy hay más de 500 coches eléctricos registrados en la pequeña localidad, entre ellos 40 taxis, y dos autobuses de tamaño medio suministrados por la empresa alemana Vetter.
La mayoría de los vehículos eléctricos se producen en la misma región. Los hermanos Stefan y Bruno Imboden crearon su empresa en las afueras de Zermatt, vendiendo bajo la marca Stimbo. Gracias a su cercanía pueden adaptar a cada uno de los vehículos a su cometido específico, lo que facilita la elección. Además, para cualquier problema el mecánico siempre se encuentra en la vecindad. De hecho, los modelos se han perfeccionado a lo largo de los muchos años que la familia Imboden lleva en este negocio.
Su mayor competidor es el Garaje Jumbo en la cercana Spiess, una localidad cercana a Zermatt, que produce furgonetas eléctricas con el nombre de Jumboliner. Otros competidores proceden de otras provincias y también del extranjero, desde donde se ha importado algunas furgonetas de la marca francesa Goupil (esta furgoneta también se puede comprar en España).
Las furgonetas suizas son muy peculiares. Las autoridades locales en su momento – el modelo típico de furgoneta data de 1977 – optaron por un modelo estrecho de unos 1,4 metros de ancho con unos dos metros de largo, simplemente porque las calles del pueblo montañoso son más bien estrechas y siempre llenas de gente, sobre todo turistas, por lo que se precisa algo estrecho y compacto. El desafío era y es adaptar este tipo de bastidor a todas las necesidades de transporte, como para cargar aceites o petróleo de calefacción, material de construcción, etc. Las carrocerías están hechas de aluminio, por lo que aguantan de entre 30 a 40 años, buen ejemplo de ellos es que los primeros modelos de 1977 aún están funcionando.
El aluminio ayuda a rebajar el peso del vehículo y previene de la corrosión, además se adapta bien a las carreteras nevadas en invierno. Los vehículos no son baratos, ya que a pesar de su más bien simple apariencia llevan alta tecnología; sus costes rondan entre 25.000 y 50.000 Euros según el modelo. Todos se recargan en las casas de sus propietarios en enchufes domésticos, sacando un cable de prolonga desde la casa. La vida de las baterías se calculan de entre 4 a 12 años según su uso y sus ciclos de recarga. Renovarlos cuesta unos 2.400 Euros.
Desde hace años el uso de las furgonetas eléctricas en algunas localidades helvéticas esta bajo observación internacional, ya que se cuentan con muchos años de experiencia de uso cotidiano de estos vehículos. Desde 2007 se han introducido autobuses más grandes en Zermatt, primero un modelo articulado, que fue reemplazado por dos autobuses de distintas longitudes, todos ellos totalmente eléctricos. La última generación también es capaz de recuperar energía en las frenadas para cambiarla en energía de arranque. Todos ellos proceden del fabricante alemán Vetter.
Con su propuesta de un tráfico sin gases nocivos la localidad, enclavada en un estrecho valle y rodeada de cuarenta cumbres que superan los cuatro mil metros de altitud, Zermatt es algo mágico y único en el mundo.
Fotos: Copyright V. Christian Manz

09 Julio 2011
Cientos de coches eléctricos en Zermatt - Suiza
por
V. Christian Manz
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