Los récords de velocidad de los vehículos eléctricos aumentan constantemente, incluso con voltios y vatios los bólidos son cada vez más rápidos. Estos datos no son muy útiles, ya que los vehículos que baten récords tienen poco en común con los actuales vehículos eléctricos de producción, sin embargo, las carreras ayudan a mejorar los componentes, las baterías, los motores y ... sobre todo, dan al vehículo eléctrico este toque de emociones que vienen de la barriga, y que nosotros, en el mundo de los automóviles, especialmente cuando ahora son respetuosos con el medio ambiente, siempre necesitamos. ¡Lo mismo sentían en años remotos!
El primer automóvil que superó los 100 km/h fue un vehículo eléctrico. ¡Esto ocurrió en 1899! Una típica prueba de valentía entre hombres con suficiente dinero para impulsar el constante desarrollo de vehículos. El conde francés Chasseloup-Laubat trabajó junto con Charles Jeantaud, el primer fabricante francés de vehículos eléctricos en serie, para derrotar a su contrincante, el belga Camille Jenatzy, que producía taxis eléctricos en su compañía parisina Compagnie Genérale des Transports Automobiles. Después de que los motores y la energía de la batería habían llegado a sus límites, ambos trabajaron en fórmulas aerodinámicas sin conocerlas y en nuevos materiales para hacer sus vehículos más ligeros. El resultado fueron las líneas de cohete para el Jenatzy y la forma de cuña y protección de los bajos del Jeantaud. Y el uso de una aleación especial de aluminio para la carrocería.
Camille Jenatzy recibiendo los elogios trás haber pasado los 100 km/h... y haber sobrevivido esta hazaña. Foto de época
El Conde Chasseloup-Laubat en una de sus últimas pruebas de velocidad con un vehículo de la marca Jeantaud, que destaca por su forma frontal de cuña.
El Jeantaud pronto alcanzó más de 90 km/h, pero el belga no se dio por vencido y organizó un viaje de demostración en un tramo de la carretera de Achères a París, para abril de 1899. Jeantaud y Chasseloup-Laubat se presentaron como meros espectadores, los médicos advirtieron al belga que no superara la barrera de los 100 km/h, ya que suponían que a esta velocidad los fluidos corporales podían endurecerse. Los religiosos rezaron con la mirada al cielo, convencidos de que Dios enviaría rayos y truenos. En la primera prueba del 1 de abril, la velocidad no pudo ser medida, probablemente por razones de susto por parte de los responsables, lo que llevó a otro intento unos días después. El 29 de abril se pudo establecer el récord de 105,85 km/h. El pelirrojo belga sobrevivió ileso, sin embargo, ambos oponentes acordaron que detendrían sus intentos. Pasaron dos años hasta que otro automóvil alcanzara esta alta velocidad de nuevo, era un coche de vapor de Serpollet.
El fabricante estadounidense de vehículos eléctricos Baker, de Ohio, no sólo construyó numerosos vehículos eléctricos, sino que también era especialista en rodamientos de bolas, que incorporó como gran innovación en sus modelos para reducir la fricción entre las piezas técnicas. En 1902 quiso construir el vehículo eléctrico más rápido del mundo que pudiera transportar a dos personas con seguridad. Nació un chasis largo y robusto, con baterías en la parte delantera y trasera, una carrocería en forma de torpedo, grandes ruedas y muchos rodamientos de bolas. Los dos ocupantes se sentaron en un pequeño interior cerrado, adicionalmente protegidos por un casco hecho de mica. El vehículo que podía alcanzar al menos 150 km/h necesitaba una buena dirección, precisa pero ligera para mantenerse en la carretera. Mientras Walter Baker dirigía el coche y accionaba los frenos, su copiloto controlaba el voltímetro y el velocímetro.
El coche de carreras Baker en plena faena, alcanzando los 160 km/h en 1902
El día de la presentación en el South Shore Boulevard Grand City, en Staten Island, el coche alcanzó brevemente los 160 km/h, demasiado para los numerosos espectadores que sólo escucharon un zumbido que se aproximaba peligrosamente rápido. Algunas personas saltaron la barrera y Baker tuvo que iniciar una parada de emergencia: primero un cortocircuito, luego pisó con fuerza los frenos mecánicos. El efecto fue tan fuerte que el vehículo apenas pudo mantener el rumbo, una reacción que pilló a los espectadores inesperadamente. La gente no estaba preparada para la velocidad del zumbido, ¿lo estamos hoy día?
Entre 1902 y 1903 se utilizaron otros dos coches de carreras Baker, pequeños torpedos ligeros, que gracias a su carrocería aerodinámica alcanzaron nuevos récords de velocidad, que nunca fueron registrados y confirmados. Según Baker, las líneas fueron creadas mirando una gota de aceite que no es redonda sino elíptica, lo que le da menos resistencia al viento. Comparados con otros coches de carreras de aquellos años, parecían modelos venidos de otra galaxia.
El pequeño Baker Torpedo Kid de 1903 parace haber salido de otra galaxia Foto de la época
Más de 90 años después, en 1994, Nuccio Bertone presentó su ZER (Zero Emission Record), un revolucionario vehículo récord con 34 baterías de plomo FIAMM repartidas entre las ruedas. El coeficiente de resistencia del aire del vehículo era de Cw 0,12, el área frontal era de apenas 0,62 m2, su peso 890 kg. El 21 de mayo de 1995, el ZER alcanzó los 303.997 km/h en el circuito NARDO de Lecce, con el piloto Oscar De Vita al volante.
Bertone ZER sobrepasando los 300 km/h en un bólido eléctrico Foto de prensa/Archivo Manz
En aquellos años había dos duros competidores que trataron por todos los medios de batir los récords de los vehículos eléctricos. El equipo inglés con el piloto Donald Wales y varias versiones de su bólido Bluebird, tratando de romper la marca de 300 km/h desde principios de los años 90 (manteniendo el récord británico de 224 km/h durante años), y el también equipo británico de Mark Newby y Colin Fallows, que en cooperación con la empresa ABB querían llevar su e=motion racer con más de 500 HP a más de 450 km/h. Era - y sigue siendo - cualquier cosa menos fácil alcanzar velocidades tan elevadas con un motor eléctrico, con los mismos problemas de siempre: la armonía de la cadena de tracción, las baterías y la gestión.
Donald Wales con su Bluebird
Desde 2016, el récord de velocidad de un vehículo eléctrico es oficialmente de 576 km/h alcanzado por el Venturi VBB-3 francés (Venturi Buckeye Bullet), más parecido a un cohete que a un automóvil. Pero, como se puede comparar, no fue diferente en aquel entonces: incluso el Jamais Contente de Jenatzy se parecía más a un cohete. Así el ciclo eterno de renacimiento, el Sansára, como lo llaman los indios, se cierra de nuevo.
Desde 2013 Venturi intentó establecer el récord de velocidad, lográndolo en 2016 con la nueva versión VBB-3 alcanzando los 576 km/h. Foto Prensa/Archivo Manz
Portada: Camille Jenatzy en su "Jamais Contente" durante su récord de velocidad en abril de 1899, precioso dibujo del artista Rony Lutz, un alemán afincado en Suecia Cortesia: Rony Lutz
28 Marzo 2020
El ciclo eterno: Récords con voltios y vatios
por
V. Christian Manz
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Te lo agradezco enormemente.
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